Desde 2003 la economía argentina avanza por los carriles del crecimiento, a paso acelerado, sin interrupciones. Incluso, se "arañó" un punto de suba del PBI en 2009, en plena crisis global, cuando Lehman Brothers se desplomó y el mundo se convirtió en un tembladeral.
En este largo viaje de casi nueve años, el tren estuvo empujado por dos "locomotoras" fundamentales: las materias primas agrícolas -con la soja a la cabeza- y Brasil que, de la mano de su explosivo aumento de la demanda interna, se erigió en un "escudo" fundamental para que gran parte del arco industrial argentino soporte los embates externos.
Y una de las ramas de actividad que mejor pudo capitalizar el "efecto verdeamarelo" fue la automotriz. No es para menos:
• En 2003, este sector había realizado envíos al país vecino por u$s550 millones, equivalentes al 12% de todas las exportaciones de la Argentina.
• Y el crecimiento fue tan notable que el año pasado las ventas a ese mercado treparon a más de u$s6.000 millones, y pasaron a representar casi el 44% del total.
Así, en la actualidad, para las terminales automotrices instaladas en el país, hablar de Brasil directamente es hacer referencia a un mercado más jugoso y, en definitiva, más importante que el doméstico.
Esto responde a que, por un lado, pueden obtener más rentabilidad con la exportación y, además, garantizarse de un mayor volumen de colocaciones. En efecto:
• Durante los primeros siete meses del año, las automotrices despacharon a las concesionarias argentinas el 36% de todo lo que fabricaron.
• Como contrapartida, en ese mismo lapso, estas compañías enviaron al mercado brasileño el 50% de lo producido.
En diálogo con iProfesional.com, Eric Ritondale, economista de la consultora Econviews, resumió la importancia que tiene esta rama de actividad -que emplea a casi 60.000 personas en el país-, al señalar que "en los últimos dos años, explicó, sólo de manera directa, el 10% del crecimiento de la economía argentina", cifra a la que hay que sumar el efecto derrame que se generó en la logística y en todos los servicios vinculados con esta industria.
Sin embargo, la exacerbación de la crisis global amenaza con replantear esta trascendental meta, dado que Brasil -el gran artífice del boom automotor argentino- comenzó a dar señales de sacar el pie del acelerador.
No es para menos. En la tierra de Dilma Rousseff, que cada año adquiere cerca de medio millón de autos albicelestes, están retocando hacia la baja las tasas de crecimiento proyectadas para este año y el próximo.
El hecho de que Brasil crezca menos arrastrará, indefectiblemente, a toda América latina. Y obviamente a la Argentina.
Y las luces de alerta ya comenzaron a encenderse en varias ramas de actividad. Una de ellas es la automotriz, dado que el stock de 0Km comenzó a incrementarse.
En concreto, en julio se registraron casi 370.000 unidades paralizadas en las concesionarias de todo el país vecino, unas 25.000 más que en junio.
Esto equivale a unos 36 días de ventas, un dato preocupante, dado que, según el presidente de Anfavea, Cledorvino Belini, cualquier plazo superior a los 35 días es considerado "peligroso" para las terminales.
A continuación, uno de los medios brasileños reflejando el creciente problema de los stocks:
Como consecuencia de este complejo panorama, desde Volkswagen anunciaron que suspenderán las operaciones los fines de semana, con lo cual pasarán a fabricar unos 3.000 vehículos menos.
Esta no fue la única empresa que se vio forzada a tomar medidas. General Motors, trasconceder dos semanas de vacaciones a 300 operarios de una de sus plantas de San Pablo para reducir su producción y así adecuarla a la demanda del mercado, tambiénsuspendió el turno de los sábados hasta la primer semana de septiembre, lo que implicará 4.000 unidades menos fabricadas.
En este contexto, Belini, la máxima autoridad entre las automotrices brasileñas, alertó que se espera una tasa de variación del 0% para lo que queda del año. El nivel de preocupación entre los ejecutivos es tal que el directivo aseguró que "incluso si en estos meses no se registra crecimiento, igualmente habrá muchos que terminarán festejando".
Las terminales nacionales, en alerta
Los datos anteriores son claros indicadores de cómo el principal cliente de la industria automotriz argentina está sacando el pie del acelerador.
Claro está que esto tendrá profundos efectos negativos para las terminales locales, que se verán afectadas ante una menor demanda por parte del país vecino.
"Cualquier baja es preocupante, porque nos pegaría de lleno por el enorme peso que tiene para nosotros", confesó off the record a este medio el vocero de una automotriz de origen estadounidense.
Por su parte, Cristiano Ratazzi, presidente de Fiat Auto, aseguró que "no hay duda de que si pasa algo en Brasil seríamos afectados; el 80% de la producción de Fiat va a ese país".
En este preocupante contexto, Maximiliano Scarlan, economista de Abeceb, señaló que "hay muchas luces amarillas que preocupan a la Argentina. Todos están en alerta por el creciente stock de las concesionarias y el número promedio de patentamientos diarios, que empieza a reducirse. Esto muestra que estamos ante una desaceleración".
En la misma línea, el economista Tomás Bulat, sintetizó los temores al asegurar que "un menor crecimiento de Brasil implicará menos exportaciones de autos argentinos".
"De algún modo, todo esto pone en peligro la fiesta que hasta ahora estuvieron viviendo las automotrices nacionales. Pero no se puede dejar de aclarar que estamos partiendo de marcas históricas, de números inmejorables", aclaró.
Por su parte, desde San Pablo, Gustavo Segré, director de la consultora Center Group, destacó que "se prevé que, para el último cuatrimestre, haya una contracción en la demanda de autos de entre el 20 y el 30% respecto a los números que proyectaban las automotrices".
Encima Asia quiere "copar la parada" con autos más baratos
Pero no todos los frentes de tormenta están vinculados con la desaceleración brasileña. Así como para muchas culturas las crisis son motivo de alarma, bien sabido es que para los chinos es sinónimo de "oportunidad".
Esto quedó reflejado en el hecho de que el gigante asiático está a un paso de ser el país con mayor cantidad de marcas fabricadas en territorio brasileño, por encima de las tradicionales europeas y estadounidenses.
En efecto. Brasil está viviendo una verdadera "invasión" de automotrices con sello chino, que están desembarcando con vehículos que competirán de igual a igual con los modelos argentinos y a precios más baratos.
Así lo reflejan los medios brasileños:
En mayo del año pasado desembarcó Chery, que hoy cuenta con 82 concesionarios en Brasil pero apunta a un crecimiento explosivo y llegar a los 150 establecimientos comerciales, de la mano de la planta que está levantando y donde plantea producir unos 170.000 vehículos al año.
A esto se suma el grupo Districar, que nuclea a tres marcas chinas -Haima, Chana y JMC-, y que planea producir unas 60.000 unidades al año.
Además, en octubre, la automotriz asiática Changan lanzará un compacto y un sedán aprecios ultracompetitivos en Brasil, que irán desde los 29.000 a los 39.000 reales.
Paralelamente a las estrategias de estos jugadores, también anunciaron planes concretos de fabricación otras dos compañías chinas: Lifan y JAC Motors.
Pero esto no es todo. Hay un "ejército" de compañías como Geely, Great Wall, BYD y Fotonque, según la prensa brasileña, "están en estos momentos en busca de socios o evaluando las condiciones del mercado brasileño".
Esta irrupción asiática en una plaza tan preciada como lo es el país vecino, según Scarlan, "es un foco de gran preocupación para las automotrices argentinas que, al problema de la suba de costos interna, ahora deberán sumar una mayor competencia china" que dará una fuerte pelea por ganar en ese mercado una porción de la demanda de los consumidores.
"Con la apreciación del real, en Brasil se está viviendo un auge de las compras en el exterior. Así, los autos importados pasaron de representar apenas un 5% del negocio hace un par de años, a equivaler a más del 22% de las ventas totales".
El dato preocupante es que "la Argentina, que antes dominaba entre los importados, con más del 60% de share, actualmente cayó al 40%. Se viene una feroz competencia con los chinos, que están llegando a precios muy atractivos", alertó Scarlan.
¿Más o menos patentamientos? El otro punto fundamental es qué sucederá con el ritmo de ventas en el mercado argentino.
Si bien casi siete de cada diez 0 Km que se venden internamente están fabricados en el exterior, el mercado doméstico es el otro gran pilar que explica la gran rentabilidad de las terminales nacionales.
En este sentido, si bien las proyecciones de los analistas son variadas, todos por igual coinciden en un punto: la demanda se va a ir desacelerando.
Según Bulat, "en el primer semestre de 2012 la tendencia todavía va a ser positiva. Pero para el segundo ya veo luces amarillas. Las tasas de crecimiento de ventas no son sostenibles en el tiempo".
Por su parte, Scarlan, de Abeceb, destacó que la tendencia hacia el amesetamiento en el mercado interno va a ser indefectible, si bien no habla de un descalabro: este año se patentarán un 26% más de unidades que en 2010, mientras que las estimaciones para el próximo arrojaría una tasa 18 puntos más baja, aunque se mantendría en terreno positivo.
"En el último año hubo toda una exacerbación de variables que impulsó la demanda de autos, como el tipo de cambio favorable, niveles de empleo estables y un escenario de inflación que acelera las decisiones de compra. Evidentemente todo esto, en un terreno de incertidumbre internacional como el que se presenta, mostrará cambios", explicó el experto.
Sin embargo, en las últimas semanas, conforme las turbulencias globales fueron incrementando la sensación de incertidumbre, algunos directivos del negocio comenzaron a abrir el paraguas "por las dudas".
En diálogo con este medio, el número dos de una automotriz de capitales europeos, que pidió mantener su nombre en reserva, se mostró sumamente preocupado: "De agravarse la crisis y presentarse un escenario difícil, podría estimarse para 2012 una baja en el nivel de ventas del orden del 15% respecto a este año".
Este escenario, según el ejecutivo, sería el peor de los mundos para las compañías del sector: "Las empresas que fabrican en el país van a tener que liquidar stocks y ajustar su ritmo de producción a la baja. Esto implicaría cancelar turnos y avanzar en suspensiones de personal. Lo positivo para los consumidores es que volverían las ofertas y la entrega sería inmediata nuevamente".