La lección de Bernanke

Mejor la deuda que la recesión ... Es un pequeño mensaje de que Ben Bernanke, envió el viernes a la Casa Blanca y el Congreso. 

Por supuesto: no esperan que la Reserva Federal que sustituye a la decisión política de impulsar el crecimiento en la economía de EE.UU.. "El logro de la sostenibilidad fiscal a largo plazo y evitar que el presupuesto para ir al encuentro de la actual recuperación no es incompatible", se explica con más detalle para aclarar su pensamiento. Esta posición refleja muy bien el cansancio de la Fed antes de la parálisis del sistema político estadounidense sobre el plan para reducir el gasto y la necesidad de adoptar nuevas medidas para estimular la actividad.

Jean-Claude Trichet, en el mismo estado de ánimo. El BCE ha estado muy involucrado para tranquilizar a los mercados sobre el riesgo griego, italiano o español, mientras que los gobiernos europeos sobre cómo tramado que se debe dotar a la estabilidad financiera en Europa, para citar sólo un ejemplo. Algunos países, como Finlandia imaginar siquiera ser capaz de obtener "garantías" a riesgo de hacer fracasar toda la discusión. No, los bancos centrales no pueden hacerlo todo. Ellos están bajo la presión de los políticos como a menudo en el pasado porque las autoridades políticas son incapaces de encontrar la cura para la crisis actual. Los Estados Unidos y Europa están en deuda para reactivar sus economías. Por varias razones, incluyendo la crisis nacida en 2007, fracasaron. En la actualidad se combinan una deuda muy alta y las bajas tasas de crecimiento. Si esto continúa, es el comienzo de un círculo vicioso: la huida de los ahorros del mundo para los nuevos activos más "seguros" como el oro o las monedas de algunos países emergentes, lo cual podría resultar en una falta de liquidez de los Estados Unidos y Europa. La única solución, los planes de recuperación son ambiciosas y atractivas, impulsado por un fuerte consenso político para el que vuelva el crecimiento. Cualquier cosa antes que la inacción, las discusiones, la desidia y el temor de las agencias de calificación crediticia.

froche@latribune.fr - 29/08/2011,