El retorno a las monedas nacionales es el paso recomendado por los economistas más prominentes para los países problemáticos de Europa. Pero el coste de la medida será muy alto no solo en términos de economía, sino política, calcularon los analistas de UBS.
“¡Fuera de la zona euro!”, es el llamamiento con el que se dirigen los conocidos expertos, como el ex economista jefe del BCE, Otmar Issing, o el director del Instituto alemán Ifo, Hans-Werner Sinn, a los países de la zona euro que experimentan problemas económicos.
Según el banco UBS, este escenario va a costar caro: el precio de la salida de un país de la moneda única ascenderá a unos 9.500 - 11.500 euros durante el primer año por habitante. En general, esto equivaldría a un 40-50% del PIB. En los años siguientes, debido al colapso del sistema bancario, del comercio internacional, de la suspensión de pagos y de la quiebra de compañías, las pérdidas alcanzarán 3.000- 4.000 euros por persona.
Se tuvo en cuenta también otro escenario: la renuncia al euro por parte de la primera economía de la zona euro, Alemania. Para los economistas, el regreso a los marcos es fantástico, y para los ciudadanos, según los sondeos, es algo deseable. Sin embargo, de acuerdo con UBS, les costaría muy caro: 6.000-8.000 de euros durante el primer año, equivalente a un 20-25% del PIB, y 3.500 - 4.500 euros en los siguientes. La economía del país tampoco ganaría con la medida: se encontrará con la recapitalización del sistema bancario, los impagos corporativos y las consecuencias de la caída del comercio internacional.
Y estas cantidades son solo una estimación aproximada del coste del retorno a la dracma, el escudo, o la libra irlandesa. En realidad, puede ser aún mayor. La huida de la nave que se hunde -la zona del euro- de por lo menos de un país, es un alto riesgo, ya que en este caso la especulación sobre la posible salida de otros países débiles repercutirá negativamente en sus economías.
Las consecuencias políticas de la renuncia al euro no serían mejores que las económicas. En primer lugar, la influencia de Europa en el mundo se debilitará. En segundo lugar, el colapso de las uniones monetarias a lo largo de la historia ha estado siempre acompañado de disturbios o incluso guerras civiles. Por lo tanto, los inversores no deben apostar por este escenario, porque los países no van a ganar nada.
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