Los ministros de finanzas del G7, reunidos este viernes en Marsella, no lograron llegar a un acuerdo sobre las acciones pertinentes para afrontar la tendencia a la crisis de la economía global y decidieron que cada país tendrá que tomar las medidas necesarias según su propia situación.
Según se señala en un texto emitido al término de la reunión, “dado el carácter frágil de la recuperación, tenemos la difícil tarea de poner en marcha plenamente nuestros planes de ajuste presupuestario y apoyar la actividad económica, teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”.
Tras leer el texto de las conclusiones, el titular francés de finanzas, François Baroin, subrayó que “todos debemos aplicar planes de ajuste presupuestario ambiciosos y favorables al crecimiento, basados en marcos presupuestarios creíbles”. Además, reconoció que para enfrentar la ralentización de la economía global hay que aportar medidas fuertes que ya se están tomando “para preservar la estabilidad financiera”.
Una de las principales cuestiones discutidas en la cumbre fueron las dudas respecto a la solidez de los bancos europeos. Los participantes del encuentro acordaron que “los bancos centrales están dispuestos a ofrecer tanta liquidez a los bancos como sea necesaria”.
La reunión, en la que participaron los responsables de finanzas de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido junto con los gobernadores de sus bancos centrales y responsables de instituciones financieras internacionales, duró más de seis horas.
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