Tras la gran fiesta de la renta variable vivida la semana pasada con el acuerdo alcanzado por la Unión Europea para solventar sus males, las dudas comienzan a surgir. El diablo está en la letra pequeña, dice el refrán anglosajón, y muchos analistas han expresado sus reservas sobre los planes alcanzados por los líderes del Viejo Continente. Uno de los más pesimistas ha sido Bob Janjuah, de Nomura International que afirmó en una nota a sus clientes que la resolución de la semana pasada no es más que "un truco de la confianza" cuyo resultado final será mucho peor.
En este sentido, calificó la quita griega del 50% como "un dulce de azúcar, ficción y fantasía" y puso de manifiesto que "los líderes de la zona del euro saben que no pueden recaudar una cantidad significativa de nuevos fondos para arreglar las cosas", añadió. Según su parecer, es "una humillación y una tragedia de proporciones épicas" que el plan de apalancamiento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera se base en convencer a países mayoritariamente pobres, como China, con un PIB per cápita de 5.000 dólares, a rescatar a un bloque de países europeos donde el PIB per cápita es seis u ocho veces mayor.
Al hacer referencia a la posible ayuda de China en el apalancamiento del FEEF, Januah reconoció que si su experiencia no le engaña, Klaus Regling, capitán del fondo de rescate, "regresará a Europa con un montón de palabras amables y de apoyo, pero poco o ningún dinero real". El experto de Nomura llegó incluso a comparar el acuerdo de la UE con un esquema de Ponzi. "El éxito de este último plan de rescate ha dependido básicamente de que el mercado no lo ha tildado de pufo", aún así, "es lo más parecido a un esquema de Ponzi", dijo "y no puedo creer que los políticos de la zona del euro hayan tomado este camino", apuntó.
A la larga, expresó Janjuah en su informe, "las autoridades políticas se verán expuestas como emperadores sin ropa" y sus decisiones políticas de los últimos años serán reveladas como el problema central de lo que ocurre en estos momentos. Por último, el estratega jefe de Nomura en Londres reconoció que la renta variable ha comenzado o está a punto de entrar en la próxima gran fase de riesgo que culminará con sus objetivos que sitúan al S&P entre los 700 y 900 en 2012.
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