jueves, 7 de julio de 2011

EE. UU. Y CHINA: UN JUEGO DE TIRA Y AFLOJA




Mientras la coyuntura estadounidense empeora, China celebra un crecimiento económico del 10%. Su potencia creciente se ha transformado en una amenaza para los Estados Unidos.

"Los chinos están por convertirse en el próximo espantajo de nuestra sociedad. Actualmente este papel lo desempeñan los musulmanes", indicó el comentarista político Sam Seder.

La tendencia ironizada por el humorista se ha hecho más pronunciada durante la campaña electoral de 2010, cuando pululaban los anuncios publicitarios con eslogans como 'Hecho en Estados Unidos' o 'Votando a Ray Hoes ayudas a crear empleos en China, mientras que aquí se dispara el desempleo...'.

En realidad, China es el acreedor más importante del mundo, que mantiene a Estados Unidos, el mayor deudor del globo. Las relaciones comerciales entre los dos Estados siguen siendo muy intensas. Y todavía queda por determinar quién desempeña el papel del malo.

"Aquí, como en el tango, la responsabilidad es de los dos. La única vía para luchar contra los desequilibrios es coordinar el proceso de tal modo que todos obtengan beneficios", señaló el especialista en finanzas Edward Harrison.

Actualmente, Estados Unidos acusa a China de manipular su divisa para estimular las exportaciones y exige que se ponga fin a esta práctica. Los estadounidenses solicitan que el yuan se devalúe un 20% respecto al dólar. Para el país asiático, cuyas reservas en la divisa estadounidense se elevan a 2,6 billones, esto significaría perder medio billón de dólares. Evidentemente, no lo quieren hacer.

Para hacer presión, Estados Unidos demuestra su poderío militar ante las costas asiáticas. China, por su parte, responde con ejercicios militares. Así las dos potencias siguen librando la llamada 'guerra de divisas'.

"Creo que China debería dar curso libre al yuan para que se cambie libremente. Pero Estados Unidos, al emitir tanta masa monetaria, también está cometiendo un error", opinó el inversionista Jim Rogers.

Ambos imperios financieros siguen envueltos en un juego de fuerza, pero las economías de los países están tan enraizadas que el divorcio de este matrimonio de conveniencia por el momento es poco probable.

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