miércoles, 14 de diciembre de 2011

Standard & Poor's tiene razón: la 'austeridad' no tiene quien la vista



De modo que los políticos europeos quieren matar al mensajero. Cierto, las agencias de calificación crediticias no han sido siempre fiables, decentes u honestas. Y desde luego, al igual que los políticos de la eurozona, Standard & Poor's no hace más que seguir los acontecimientos, no los configura.  


Pero en esta ocasión, el análisis de S&P, si no su solución, es correcto. El aplastamiento del crédito se está acelerando rápidamente, estrujando la vida de la economía real. El sistema bancario global (y no sólo el de la zona euro) se enfrenta a la insolvencia. Esta crisis financiera privada tiene un impacto desastroso en la economía global real y, por cierto, en la zona euro.

Pero los políticos – en la eurozona y en otras partes– no se dedican a arreglar el destartalado sistema bancario global. Por el contrario, lo están dejando intacto, para que siga igual que antes, mientras se atienen a los bancos centrales como la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra para mantener a flote a los banqueros. La semana pasada, en una acción históricamente sin precedentes, la Reserva Federal salvó a los bancos de la eurozona de la bancarrota insuflando dólares en las arcas privadas. Tratados como el de Maastricht y otros impiden en la UE que el BCE haga lo propio. El Banco de Inglaterra se vio forzado el martes a salir al rescate de los bancos con sede en la City de Londres, bombeando más "liquidez" a sus arcas. Así de grave ha llegado a ser esta crisis.

Pero los políticos de Europa se niegan resueltamente a concentrarse en los remedios para la crisis de un sistema bancario deshecho. Se les ha persuadido de que no hay que toquetear el sistema financiero y no se le puede gravar con impuestos y, por encima de todo, no se puede permitir que afronten la ira de las fuerzas del mercado. Por el contrario, hay que hacer que los contribuyentes de la eurozona garanticen todas las pérdidas de los bancos privados que prestaron a los hogares, empresas y gobiernos de la UE. El lunes [5 de diciembre], como hizo notar Robet Peston, el gobierno alemán dejó a un lado su exigencia de que los acreedores particulares arrostren las pérdidas de sus préstamos a los gobiernos.  

El problema se convierte entonces en: ¿dónde encontrar los recursos para los rescates masivos del sistema bancario privado? La respuesta ortodoxa, "monetarista" y profundamente errada en lo económico es que en los “ahorros”. Estos, se argumenta, se pueden encontrar sólo por medio de la "austeridad". Es decir, por ejemplo, desahuciando la inversión del Estado en la economía, empobreciendo a los pensionistas y dejando a millones de europeos sin empleo.   

Pero, tal como puede ver S&P con la misma claridad que cualquier chiquillo entre la muchedumbre, la "austeridad" carece de ropajes económicos. La austeridad está destruyendo inversiones y puestos de trabajo, y por lo tanto, ingresos. Sin empleo, los individuos, los hogares, empresas y gobiernos se ven privados de dinero. Sin ingresos provenientes del empleo, los gobiernos no pueden recaudar impuestos y los bancos no pueden recaudar la devolución de las deudas. De modo que los bancos se enfrentan a la bancarrota y los gobiernos al aumento del déficit. No es complicado.  

¿Cuál es la solución? En primer lugar, hay que hacer trizas los tratados que rigen el sistema monetario profundamente errado y privatizado de la UE. El BCE debe convertirse en un banco central que funcione en interés público, no en el privado. La moneda de la UE debe servir a los intereses públicos, no a la riqueza privada. Y hay que reestructurar los bancos. Dado que muchos son en efecto insolventes, sin duda habrá que nacionalizarlos. 

¿Y de dónde saldrá el dinero para crear empleo? En primera instancia, de los bancos centrales de propiedad pública. Igual que el Banco de Inglaterra metió unas cifras en un ordenador y depositó las sumas en las cuentas de los bancos privados, del mismo modo puede proporcionar "liquidez" para financiar la inversión del Estado. Y puede hacerlo con tasas de interés muy bajas, sostenibles. Esos fondos se recuperarán a su debido tiempo cuando se cree empleo, se generen ingresos y se paguen impuestos.  

Lo repito: no es complicado. Pero nuestros políticos, como el arrogante rey del cuento, prefieren vestir sus soluciones con la extravagante economía, bien que desacreditada, de los intereses financieros privados.

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