Cada día más y más gente se hace la pregunta "Dios mío, ¿en qué estarían pensando los europeos cuando decidieron tener solo una divisa para toda Europa?", sostiene el analista político Adrian Salbuchi.
"Los esfuerzos de los líderes europeos por empujar a unos países muy diversos a una rígida jaula financiera están condenados a fallar. Sin embargo, todo eso es parte de un plano de largo plazo por una super divisa global que puede traer solo más apuros a la gente común", comenta Salbuchi un nuevo convenio presupuestario que aceptaron todos los países de Europa, menos el Reino Unido, en la cumbre de Bruselas del 9 de diciembre.
"En la mitología griega, Procusto era un hijo de Poseidón, dios de los mares. Construyó una cama de hierro de un tamaño que le convenía a él y forzaba a todos los que pasaban por su morada a tumbarse en ella. Si el visitante era más pequeño que la cama, Procusto le estiraba rompiendo sus huesos, tendones y ligamentos hasta que la víctima se equiparaba con el lecho. Si el visitante era más alto, Procusto le cortaba las piernas o la cabeza hasta que su cuerpo se ajustara… Esta historia antigua acerca de 'un tamaño que está bien para todos' parece tener su resonancia en el siglo XXI", concluye el analista.
El euro manejado por Alemania y aceptado por el resto de la zona euro "en una feliz ignorancia" finalmente "ha mostrado su cara fea" de mecanismo que "sirve solo para la élite bancaria, pero no para la gente trabajadora", insiste Salbuchi. "El euro tiene una fecha de caducidad. Podría ser que los eurócratas que lo impulsaban hace una década esperaban que sobreviviera durante más tiempo… Pero es seguro que sabían que, tarde o temprano, el euro moriría, estaba destinado a morir. El euro por sí mismo no es un fin, es más una etapa de transición, un puente. Está destinado a ser reemplazado por una divisa global mucho más ambiciosa y poderosa, emitida por un banco central global y controlada por un conciliábulo de banqueros privados globales", acentúa.
Lo que impactó a Europa como un efecto financiero onda en 2008 ahora ha crecido hasta convertirse en un verdadero tsunami que está amenazando con anegar todo el sistema del euro. Y por delante hay un problema aun más grave, advierte Salbuchi.
Cuando el líder de un país cede una parte o toda su soberanía –da igual si es financiera, política, jurídica o militar- debe pensar muy bien qué es lo que está haciendo y qué consecuencias tendrá esto a medio y largo plazo, insiste el analista. Para él, ceder la soberanía nacional implica que alguien más, en algún otro lugar, tomará decisiones basadas en intereses de otras personas. "Mientras todos los intereses coinciden, estamos bien. Pero en cuanto los intereses de diferentes partes empiezan a divergir, entonces te enfrentas a una fuerte lucha. Y todas las grandes luchas tienen una simple cosa en común: el más poderoso gana, el más débil pierde", subraya el experto.
"Ahora tenemos una enorme lucha dentro de la zona euro. ¿Quién cree que ganará? ¿Quién impondrá nuevas políticas: Alemania o Grecia? ¿El Reino Unido o España? Y eso es solo lo que está a la vista pública", detalla. Pero añade que hace falta echar un vistazo también en las 'entrañas', donde se toman las decisiones reales: "Las élites globales harán todo lo posible para mantener al euro en su camino transitorio hacia una divisa global que eventualmente reemplazará tanto al euro como al dólar. Y eso conlleva diseñar un colapso controlado de ambas divisas".
"¿Ha llegado este momento? Puede ser que no… por ahora. Así que, sin duda alguna veremos más 'tratamiento de emergencia', más 'quimioterapia financiera' destinada a rescatar al euro, a pesar de que a la mayoría de los bancos y al euro no se les puede salvar, solo mantenerlos vivos artificialmente", concluye el analista. Y añade: "Y aquí viene una pregunta a los griegos, italianos, españoles, portugueses, irlandeses e incluso franceses y alemanes: ¿aceptarían ustedes la invitación de sus 'líderes Procusto' en Bruselas de tumbarse en su cama?".
Fuente: RT.com
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