Llegó al Gran Día. El día D, de Draghi. Ya es jueves; 2 de agosto. La fecha que está llamada a marcar un punto de inflexión en la crisis de la deuda soberana que arrastra la eurozona. Así, al menos, lo ha anticipado el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. El pasado jueves, con su alegato en favor del euro, con su compromiso de que estaba dispuesto a hacer "lo que sea" para preservar la moneda única, levantó una expectación extraordinaria con respecto a la reunión que hoy celebrará la institución que comanda. Atrás queda el momento de las palabras; ahora llega el de los hechos. Y aunque Alemania ha tratado de rebajar esas expectativas, el mercado quiere creer a Draghi. En su mano tiene un amplio abanico de posibilidades. Unas son más importantes que otras... y, sobre todo, unas tienen más opciones que otras.
1 Bajar los tipos de interés. La crisis de la deuda soberana ha llegado tan lejos y el precio del dinero está ya tan bajo -en el 0,75%-, que una rebaja adicional apenas cambiaría las cosas. Como expresan claramente desde Royal Bank of Scotland (RBS), "Alemania no necesita una rebaja de los tipos y a España un recorte no le salvará". En un momento en el que el problema reside en la deuda soberana y en el que la transmisión de la política monetaria no funciona, los recortes de los intereses no son demasiado efectivos. Y así parecen entenderlo los expertos, puesto que sólo 4 de los 55 analistas consultados por Bloomberg anticipan que el BCE reducirá hoy los tipos al 0,5%. Draghi, en definitiva, puede rebajarlos -la decisión se conocerá a las 13.45 horas- por el gesto que eso siempre supone, pero esta medida, por sí sola, no aportaría mucho y resultaría insuficiente.
2 Situar en negativo los intereses de la facilidad de depósito. En julio, el BCE redujo los intereses de la facilidad de depósito del 0,25 al 0%. Esta decisión ha causado un efecto parcial. Si hasta su entrada en vigor, el 11 de julio, la facilidad había acogido una media de 676.000 millones de euros al día en 2012, desde entonces el promedio se ha reducido hasta los 353.000 millones. Sin embargo, esta cifra, teniendo en cuenta que el BCE no remunera ese dinero, sigue siendo demasiado alta. Por este motivo, la entidad podría situar los intereses de la facilidad de depósito en terreno negativo para tratar de estimular que los bancos rentabilicen su dinero con inversiones y créditos.
3 Más inyecciones a largo plazo. Otra alternativa que maneja Draghi pasa por convocar nuevas operaciones de financiación a largo plazo (LTROs). Ya recurrió a ellas en diciembre de 2011 y febrero de 2012, con sendas operaciones con las que prestó a los bancos un volumen de un billón de euros por un plazo de tres años. Con más operaciones de este tipo, la institución pretendería dos objetivos. El primero, estimular una compra indirecta de bonos; es decir, que los bancos utilicen el dinero del BCE para comprar deuda pública, un efecto que ya se observó entre enero y marzo de 2012. Y el segundo, intentar que el crédito retorne paulatinamente a la economía real -hogares y empresas-, una meta mucho más difícil de lograr que el primero en las circunstancias actuales.
4 Suavizar el acceso a la financiación. Una variante de la opción anterior consiste en que la institución, en lugar de inyectar más liquidez con nuevas operaciones, lo haga mediante la flexibilización de las condiciones que exige a las entidades para que estas puedan financiarse en el BCE. Para que la banca pueda conseguir dinero en las operaciones de la institución, a cambio debe depositar unas garantías durante el plazo del préstamo. Si Draghi ampliara esas garantías -con la aceptación de nuevos títulos o de una deuda de menor calidad-, las entidades tendrían más facilidades para financiarse.
5 Comprar más activos. Otra vía con la que Draghi podría reforzar la financiación del sistema consistiría en la posibilidad de poner en marcha otro programa de compra de deuda privada. Durante la crisis ya ha recurrido dos veces a la adquisición de cédulas hipotecarias, una vía que podría volver a explorar en la actualidad.
6 Reactivar las adquisiciones de deuda pública. Es el gran tema y el que acaparará la mayor atención desde que, a las 14.30 horas, Draghi comparezca ante los medios de comunicación. España e Italia celebrarían la vuelta de las compras, porque permitiría una caída de las rentabilidades; es decir, un abaratamiento de los costes de financiación. Sin embargo, tiene pocas posibilidades de que ocurra porque Alemania, a través del Bundesbank, se niega a que el BCE retome las compras, que llevan aparcadas ya 20 semanas. Ahora bien, Draghi concretó el pasado jueves que las altas primas de riesgo "entran dentro de su mandato" porque "dificultan la transmisión de la política monetaria". Por tanto, el mercado sí espera alguna medida que influya directamente en la deuda pública. La clave residirá en si Draghi convence a Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, para que cambie su posición. Si no lo logra, deberá decidir si ignora su oposición y reactiva las compras en caso de que reúna el consenso preciso.
7 Conceder licencia bancaria al Mede.
Al igual que en el caso anterior, sería una opción que afianzaría la
capacidad de respuesta de Europa a la crisis, pero Alemania no está por
la labor... por el momento. Si el Mecanismo de Estabilidad (Mede), que
será el fondo de rescate permanente, contara con una ficha bancaria,
podría acceder a la financiación del BCE, con lo que dispondría de más
recursos para ayudar a los países. Actualmente cuenta con 500.000
millones de euros.
Fuente: http://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/4160506/08/12/El-dia-D-para-Europa.html
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